sábado, 21 de noviembre de 2009

Una fiel compañerA!

Los momentos que había pasado junto a ella fueron sin duda alguna mágicos; su fiel compañera, su gran amiga, su confidente, esa que escuchaba sin reprochar nada, que observaba sin distorsionar la historia, la gran defensora y la eterna enamorada de las flores, los colores y algunos rostros desoladores.

Pasaron años junto a ella, sin el más mínimo problema; los momentos más hermosos de su vida se los había apropiado, era la única que recordaba con claridad todo lo sucedido a lo largo de los años. Entre cosas personales y otras no tanto su memoria estaba atiborrada, sin embargo el cansancio no llegó, aguantó firme las exigencias y luchó por hacerlo mejor.

Un buen día, de esos días en los que todo parece marchar bien, ella desapareció; sí, el único amor verdadero se había perdido para siempre, ni las lágrimas, ni los gritos la harían regresar. Todo sucedió tan rápido que cualquiera hubiese jurado que fue planeado, tan sólo dos minutos en que la dejó sola, ni uno más, ni uno menos, dos minutos que marcarían la diferencia entre la perfecta compañera y la soledad inmensa.

Luego de aquel día pasó lo que cualquiera hubiese hecho, buscar un reemplazo, otra que llenará sus expectativas, o al menos se acercara; la encontró, no tardó mucho tiempo en tener una diferente, no era complicado encontrarlas, estaban por todos lados, todo dependía del precio que pagaras, sin embargo, algo no le llenaba por completo; es verdad era hermosa, mucho más que la anterior, su discreción seguro era impecable y el modo especial de recordar las cosas no era peor que el de su vieja amiga, pero…¿cómo se olvida una amiga?

El tiempo sin ella fue difícil, acostumbrarse a algo nuevo no es algo que nos guste hacer con frecuencia.

Meses después la vieja amiga apareció en un lugar horrendo de la ciudad, arrumbada entre otras igual a ella, sólo que sucias y completamente descuidas. La emoción invadió su ser a tal grado que las lágrimas rodaron por sus mejillas una tras otras, como una verdadera tormenta de alegría dentro de sus ojos; sin embargo, el encuentro le hizo comprender algo que no hubiese notado antes: la magia de lo que hacía no se encontraba en su vieja amiga “la cámara”, sino en su capacidad de reflejar sus ideas por medio de ella.

Un objeto, no es más que eso, dicho objeto se vuelve valioso una vez que has logrado darle significado. El mundo se ha movido a lo largo de los años por las ideas del hombre. Nuestra herramienta más valiosa se llama creatividad, nunca está de más darle un toque imaginación a todo lo que hacemos en la vida, nunca está de más jugársela por algo nuevo, nunca faltarán objetos por utilizar, lo que suele escasear son ideas valiosas por trabajar.

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