Las emociones son un ingrediente característico del existir humano, uno de los factores clave para dar a nuestra vida un poco de sabor a nuestra vida; dichas emociones las reflejamos de distinta forma en todas nuestras actitudes, gestos y ademanes.
Todas las muestras claras que damos de nuestras emociones, son siempre una toma ideal para un lente profesional o aficionado. Sin duda alguna, si existiera un seguimiento sobre con qué se relacionan las tomas más comunes, encontraríamos en los primeros lugares una categoría llamada “Caras que dicen algo al mundo”.
Los seres humanos tenemos la grandeza de poder expresar lo que sentimos de mil maneras diferentes, así como el privilegio de congelar dichas demostraciones; ahora bien capturar una sonrisa, una lágrima, un ceño fruncido o un gesto de duda, pueden ser tareas sencillas si sólo se analizan de un modo muy superficial, sin embargo, ¿qué sucede cuando se envuelve en una toma toda una historia, historia que no se tendrá que contar dado, que una simple mueca puede decirlo todo? Pues bien, cuando se consume una fotografía que transmite otro tanto de sentimientos, entonces la fusión entre la expresión, la toma y la historia se transforman en magia pura.
Uno de los géneros más complicados para retratar son sin duda los rostros de las personas, ya que se necesita de una extrema paciencia y una sutileza impecable para lograr consumir una buena toma, en la que la naturalidad prevalezca.
Los seres humanos somos tan susceptibles a lo que nos rodea que en el momento en que observamos una fotografía o una pintura con el reflejo de algún sentimiento, nos podemos sentir propios de aquel objeto y apoderarnos de lo que estamos viendo; por ello es que es tan importante la naturalidad en éste tipo de fotografías, es decir, de él depende la credibilidad que se le dará a una fotografía.
Por otro lado, capturar sonrisas, miradas, lagrimas, miedos, entre otros, no se limita a eso, por el contrario se relaciona con capturar, en ocasiones, sueños que podrían llegar a transformar la forma de pensar de aquellos que las miran.
Así pues, la fotografía de retrato tiene tanta importancia como cualquier otra rama de dicha disciplina, sin embargo, no olvidemos que es una de las más vulnerables y a la que debemos un gran respeto y cuidado.
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