viernes, 28 de agosto de 2009

Juanito enloquece de poder.

En el Itinerario Político del pasado martes recordamos un viejo refrán mexicano que, por cierto, es uno de los preferidos de Andrés Manuel López Obrador.

“El poder enloquece a los tontos y atonta a los inteligentes”, dice.

Viene a cuento el asunto, porque a los ojos de todos, el humilde vendedor de paletas, chiles y chácharas en tianguis callejero de Iztapalapa --motejado como “Juanito”--, no sólo dice que está listo y capacitado para gobernar la jefatura delegacional de Iztapalapa, sino para ser jefe de gobierno del DF y, claro, hasta candidato presidencial.

¿Qué tal?

Pero eso no es todo. En un despropósito total, Rafael Acosta hasta retó a sus creadores.

“Ay te voy, Andrés Manuel”, dijo. En alusión a que estaría pensando competir con la popularidad del tabasqueño.

Pero además, el humilde comerciante, metido a la política por la puerta de la actividad porril, verdaderamente cree que su popularidad mediática es producto de sus luces para el poder, la política y el gobierno, y hasta les reclama a sus otrora jefes --AMLO y la señora Brugada, además de Fernández Noroña--, que no se cuelguen de su fama.

En el fondo --además del penoso pero simpático espectáculo que nos regala “Juanito” desde hace semanas--, asistimos a la más patética radiografía de los políticos y la política mexicana.

Y es que si “Juanito” es el álter ego de muchos políticos --entre ellos AMLO--, entonces tendremos claro de qué están hechos los políticos.

Su llegada al poder, su popularidad y el descocado desliz que lo hace suponer que popularidad es sinónimo de talento, capacidad, preparación y eficacia en la política y el gobierno, son una vergonzosa muestra del nivel de la política mexicana. Y de los políticos, claro.

Y sobre todo, de lo que están hechos los políticos mexicanos dizque identificados con la izquierda.

Juanito es un invento político, pero también un invento mediático.

Pero lo más grave no es que los políticos y los medios inventen, de tanto en tanto, a personajes como ese. No, lo verdaderamente preocupante es que todos los ciudadanos nos traguemos sin digerir siquiera, tamaños cuentos.

¿Quién en su sano juicio cree que un comerciante ambulante cuenta con las capacidades mínimas para ser jefe de gobierno?

Está claro que nadie.

Pero la perversa popularidad, el corrosivo efecto del poder y la fuerza mediática, han hecho creer a “Juanito” que fue tocado por la mano divina para gobernar no sólo Iztapalapa, sino el DF y el país todo.

¿Existe una persona que crea ese simpático cuento?

Sí, en México existen millones de “juanitos” que ambicionan paladar las mieles del poder gracias a un golpe de lotería, de fama, de imagen mediática, del favor político...y todo, claro, sin el menor esfuerzo.

La fama, la popularidad, el imán mediático --creen los muchos Juanito que pueblan el territorio mexicano--, es algo así como un don divino que se regala a muy pocos y que aquellos agraciados que lo reciben, también han sido tocados por el poder, la inteligencia, la preparación y las habilidades para el gobierno. Y “Juanito”, claro, es uno de esos agraciados.

Sí, el burro que tocó la flauta.

¿A poco no es cierto que tenemos los gobernantes que merecemos?

El mejor ejemplo es “Juanito”...

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